En un país o una región como la nuestra llena de oportunidades con gente tan valiosa, ubicación privilegiada, no se puede seguir dando una educación común y corriente, se requiere una educación que lleve a las nuevas generaciones a ser grandes emprendedores, desde el hogar, el preescolar, la educación primaria, secundaria media técnica, tecnológica y profesional, que no sea solo memorizar y repetir conceptos, sino que sirva para resolver problemas del entorno de cada persona. A través de desarrollar una cultura donde los valores, creencias y comportamientos que glorifiquen el fracaso, el riesgo, la capacidad de enfrentar los problemas, el ensayo y el error, en vez de verlo como una situación negativa. Donde se tenga la capacidad de visionar el futuro, con un comportamiento autorregulado que materialice las ideas, con capacidad de innovar de ver las cosas diferentes, que identifique oportunidades y recursos en el entorno, que use la creatividad para resolver todo tipo de problemas, con un pensamiento flexible que le permita adaptarse a los cambios y con un alto nivel de autoaprendizaje. Una educación que una ciencia, tecnología, información para entender su entorno y dar valor a los recursos naturales de nuestras tierras, resolviendo problemas de tipo regional, nacional y global, permitiendo crear todo tipo de emprendimientos tecnológicos, científicos, ambientales, artísticos, deportivos, sociales y empresariales. Las instituciones educativas deben ser creadoras de niños y niñas que sean líderes y emprendedores de la región y el país, tanto desde la gestión académica, directiva, administrativa, financiera y la comunidad, que incluya con un compromiso de los gobernantes, el sector productivo, la secretaría de Educación, los rectores, docentes, estudiantes y padres de familia, que involucre el emprendimiento en el plan de estudios, las actividades institucionales, los proyectos pedagógicos y productivos.
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Humberto Durán Vera |
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