Se inicia una semana para entregarnos a Dios, en un mundo convulsionado donde el hombre todos los días es más insensible, apegado al dinero y a lo material. Situaciones que no son solo del común de las personas, sino de quienes representan y dirigen iglesia católica, que han convertido la enseñanza de Dios en un verdadero banco para producir dinero por todo. Soy católico y lo seguiré siendo y continuaré con la enseñanza de Jesús, pero es claro que hay grandes fallas en la iglesia católica, fallas de los hombres que la representan, que han tomado el nombre del Dios, al igual que las sectas, como una forma de recolección de dinero. Aclaro, no son todos, pero la iglesia católica debe volver a lo que fue concebido por Jesús: un lugar de paz, de entrega y encuentro con Dios, donde el común de las personas puedan sentirlo. En un país con problemas sociales, violencia, hambre, falta de empleo y la llegada del Covid-19, que ha generado una catástrofe social, la religión debe ser aliciente, una guía para los seres humanos en el actuar, una fuerza para enfrentar los graves momentos de cada persona, pero no debe ser vista como un negocio donde se cobra por todo. No puede pasar lo mismo que pasó en el templo cuando Jesús “haciendo un azote de cuerdas, echó a todos fuera del templo, con las ovejas y los bueyes, desparramó las monedas de los cambistas y volcó las mesa y dijo a los que vendían allí: quitad esto de aquí, no hagáis de la casa de mi padre una casa de comercio”, Juan 2.14-17.
Hace 2000 años un hombre llamado Jesús murió por la humanidad y creó toda una filosofía de amor de entrega al más necesitado. Donde Jesús no vino para ser servido, sino para servir para dar su vida al rescate de los otros. Jesús mismo lo dijo “no se puede servir a dios y al dinero”. En Colombia hay 3.779 parroquias donde se entregan $4.000 millones en limosnas y se realizan, en promedio, tres misas diarias. Todo se volvió dinero: una misa de matrimonio está entre $100.000 y $300.000, el cursillo prematrimonial varía entre $60.000 y $350.000, los derechos matrimoniales $50.000. Morir y tener un entierro digno es costoso, tener un lote en los cementerios de propiedad de alguna parroquia está en $3 millones, adecuar la fosa $80.000. Una bóveda puede estar entre $80.000 y $3.000.000. Una misa común y corriente vale de $35.000 a $50.000. Un bautismo puede estar en $40.000. Para la corrección de una partida de bautismo inicialmente se debe pagar en la iglesia $15.000, en la diócesis $25.000 y luego $15.000 a la iglesia para que la entregue corregida. Yo no me imagino a Jesús con todos los apóstoles y un cuaderno cobrando a cada persona que quería escuchar su sermón, o por cada milagro. Hoy la dirección del catolicismo está equivocada, es de entrega total por los más pobres, por amor no por dinero. ¿Será que es hora de dar un redireccionamiento?
Opinión / MARZO 30 DE 2021
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